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Panorama de la salud sexual y reproductiva, 2014
na, con un aumento de 8.1 por ciento, las residentes
de zonas rurales, con 7.4 por ciento, y las mujeres
con primaria incompleta o menos, con 5.4 por ciento.
Solo en tres grupos de mujeres disminuye el uso de
anticonceptivos modernos, que son: las que no han
tenido hijos (paridez cero), con 2.2 por ciento; las de
35 a 39 años, con 1.4 por ciento, y las de 40 a 44
años, con 1.1 por ciento.
En la Conferencia Internacional sobre la Pobla-
ción y el Desarrollo (cipd, El Cairo 1994) se endosó
la participación de los hombres en la salud sexual y
reproductiva, a fin de promover una alianza entre
mujeres y hombres para decidir en conjunto y alcan-
zar metas comunes en salud sexual y reproductiva
(fnuap, 2000). Actualmente, en el país existe poca
información sobre el ejercicio de la salud sexual y re-
productiva de los hombres; por lo general, las encues-
tas se dirigen a las mujeres dado que éstas, hasta la
fecha, se han considerado como la población objetivo
en los diferentes programas de planificación familiar
o de salud sexual y reproductiva a los cuales se les
debe evaluar y dar seguimiento. A partir de la informa-
ción que aportan las mujeres en la enadid sobre el uso
actual de métodos anticonceptivos, se puede inferir,
aunque sea de forma indirecta, cuál es la participación
de los hombres en la prevalencia anticonceptiva de las
mujeres en edad fértil unidas.
En el cuadro 6, se puede apreciar que, tanto en
2009 como en 2014, solo una de cada siete mujeres
reporta estar usando métodos anticonceptivos porque
su pareja se hizo la vasectomía o usa el condón mas-
culino o porque recurren a métodos tradicionales.
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En
general, en casi todos los grupos de población feme-
nina hay un descenso de la participación masculina,
destacando las hablantes de lengua indígena, con 28.7
por ciento menos, las mujeres con primaria incomple-
ta, con 18.5, las jóvenes, con 15.9, y las de primaria
completa, con 15.3.
Por otra parte, la disponibilidad y variedad de
métodos anticonceptivos favorece la prevalencia
anticonceptiva siempre y cuando se satisfagan las ne-
cesidades de los individuos; de igual manera, la dis-
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Se clasifican como métodos tradicionales el ritmo, calendario,
Billings
o abstinencia periódica, y retiro o coito interrumpido.
tribución de la prevalencia anticonceptiva por el tipo
de método permite conocer tanto la variedad de mé-
todos ofertados, como la preferencia de las parejas
por cada tipo de método (Meneses, 2014). Más de
la mitad de la prevalencia anticonceptiva de las mefu
está determinada por los métodos quirúrgicos: la oclu-
sión tubaria bilateral (otb), con 50.0 por ciento, y la
vasectomía, con 3.2 por ciento, ya que ambos proce-
dimientos son de tipo irreversible, con una efectividad
cercana a cien por ciento
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para evitar más embarazos.
El resto de la prevalencia está dada por el uso de an-
ticonceptivos que son reversibles y que, para lograr la
efectividad deseada, es necesario que la mujer posea
el conocimiento sobre cómo o con qué periodicidad
aplicar o revisar y a dónde debe acudir para adquirir
el anticonceptivo; de ese conocimiento funcional de-
penderá el nivel de riesgo de experimentar una falla de
método que derive en embarazos no planeados o no
deseados o en la adquisición de una its.
Con la finalidad de verificar en qué medida las
mefu que son usuarias actuales de métodos anticoncep-
tivos se están previniendo de manera “efectiva”, se hará
un análisis sobre su conocimiento funcional de acuerdo
al tipo de método anticonceptivo que están utilizan-
do. En ese sentido, los cinco métodos anticonceptivos
más empleados por las mefu, aparte de los quirúrgi-
cos, son el diu, el condón masculino, las inyecciones,
las pastillas y el implante subdérmico, cuyo desconoci-
miento funcional por parte de las mujeres que los usan
en general es muy bajo (véase gráfica 11), pero llama
la atención que en el caso de quienes usan las pastillas,
una tercera parte no sabe cómo se deben administrar.
En el grupo de adolescentes unidas se detecta
que principalmente hacen uso del diu y del condón
masculino (véase gráfica 12), de las cuales 1.8 y
2.1 por ciento, respectivamente, no saben cómo se
utilizan, lo que implica que solo 34.0 y 21.7 por cien-
to están haciendo una prevención efectiva para evitar
embarazos o el contagio de una its. Además, una de
cada siete mujeres usa el implante subdérmico o in-
yecciones, donde se perciben porcentajes muy bajos
de desconocimiento; pero en el caso de las usuarias de
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Para consultar información sobre el tipo de método, eficacia y cómo
se usa se sugiere visitar la siguiente dirección electrónica: http://
www.who.int/mediacentre/factsheets/fs351/es/