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La situación demográfica de México 2015
relacionadas con la riqueza, la educación, el género
y el lugar donde habitan las personas. Por esa ra-
zón, apoya la generación del conocimiento como una
fuente de transformación social, que permita lograr
gradualmente los niveles más altos posibles de salud
y bienestar (Horton
et al.
, 2014: 847). En particular,
este tema ha sido revisado a fondo por la fundación
Rockefeller y la comisión de Lancet sobre Salud Plane-
taria (Withmee
et al.
, 2015).
Para México, la adopción y adaptación de los ods
es una tarea que requiere de una amplia participación
tanto de agencias del gobierno, como de académicos
y actores de la sociedad civil. El debate sobre la gober-
nanza y coordinación intersectorial es fundamental. En
el caso del ods 3 es conveniente empezar por revisar
a fondo las ambigüedades de algunas de las metas y
los posibles indicadores que deriven de ellas. Por ejem-
plo, la meta 3.8 “Lograr la cobertura universal en salud,
en particular la protección contra los riesgos financie-
ros, el acceso a servicios de salud esenciales de calidad y
el acceso a medicamentos y vacunas seguros, eficaces,
asequibles y de calidad para todos” o la meta 3.9 “Para
2030, reducir sustancialmente el número de muertes
y enfermedades producidas por productos químicos
peligrosos y la contaminación del aire, el agua y el sue-
lo
”.
En ambos casos, los desafíos se enfocan a la elabo-
ración conceptual y de medición, a la investigación y a
los sistemas de información. Es conveniente, además,
acotar los términos de la “reducción sustancial del nú-
mero de muertes” y definir el grupo de enfermedades
que deberán ser monitoreadas.
La evidencia presentada en la sección de re-
sultados para una porción de la meta 4 del ods 3 es
suficiente para organizar acciones focalizadas, a fin de
mantener la tendencia decreciente de la disminución
de la mortalidad prematura por ecnt, concentrándose
en algunas de ellas y en algunas áreas específicas del
país. Es claro que México no podrá mantener el ritmo
decreciente si no pone más atención en la epidemia
de las enfermedades renales crónicas o de neoplasias.
Pero, por otro lado, es primordial no bajar la guardia
en el impulso que se le ha dado a la disminución de la
diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Como
señalan Norheim
et al.
(2015), dados los resultados
exitosos en el descenso de la mortalidad prematura
en menores de 50 años, el grupo de edad objetivo
está entre los 50 y los 70 años, lo cual no implica des-
cuidar el resto de los grupos de edad.
Para no incurrir en una idea de progreso sin res-
tricciones, es conveniente seguir revisando cuidado-
samente diversos temas de consumo y producción de
bienes y servicios; de investigación e información rela-
cionada con indicadores de salud, población, educación,
energía, cambio climático, entre otros, pero, sobre todo,
pensar más allá de las acciones sectoriales y buscar una
real convergencia intersectorial que permita alcanzar
las aspiraciones manejadas a manera de metas de un
desarrollo humano sostenible.
Finalmente, debemos programar actividades
que nos ayuden a responder a la pregunta que queda
en el aire y que en gran medida es el eje articulador de
la implantación de los ods en México y en el resto de los
países (Waage y Yap, 2015): ¿Cómo vamos a orga-
nizarnos como sociedad para lograr una gobernanza
mundial y nacional alrededor de los ods y alcanzar los
resultados esperados en quince años?