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243

Medio ambiente, recursos y movilidad territorial en el México urbano

Cuadro 5.

Flujos migratorios entre localidades por tamaño del Sistema Urbano Nacional (sun)

y resto rural, 2005-2010

Destino

Origen

zmvm

(Megaciudad)

zm

millonarias

Ciudades

grandes

(500 mil a 1

millón hab.)

Ciudades

medianas

(100 mil

a 499 mil

hab.)

Ciudades

pequeñas

(15 mil a 99

mil hab.)

Municipios

rurales

(no tienen

localidades

del sun)

Emigrantes

zmvm (Megaciudad)

0

148 459

2

132 475

87 592

67 151

90 787

526 464

zm millonarias

(> 1 millón de habs.)

85 024

103 424 109 114

141 630

127 300

82 704

649 196

Ciudades grandes

(500 mil a 1 millón hab.)

1

78 724

119 857 116 615

142 482

102 640

83 281

643 599

Ciudades medianas

(100 mil a 499 mil hab.)

1

70 171

122 835 138 986

160 476

96 217

92 390

681 075

Ciudades pequeñas

(15 mil a 99 mil hab.)

58 501

122 159

152 993

143 912 111 675

94 431

683 671

Municipios rurales

(no tienen localidades del sun)

84 971

113 657 131 796

138 479

108 834 122 153

699 890

Inmigrantes

377 391

730 391 781 979

814 571

613 817 565 746

3 883 895

Notas: 1/ Se incluyen zonas metropolitanas en estos rangos de ciudades.

2/ Se marca en negritas el flujo más importante.

Fuente: Elaboración propia con base en el inegi, Muestra del Censo de Población y Vivienda 2010.

Cuando se trata de regiones funcionales, que es

el caso de descentralización en la segunda o tercera

fase de la urbanización diferencial (Geyer y Kontuly,

1993), desde nuestro punto de vista y tomando en

cuenta que estos centros urbanos han crecido más física

que demográficamente, en este flujo de migrantes, sin

duda, subyace la enorme expansión hacia el

hinterland

inmediato. ¿Qué significa este patrón? Nos parece,

y habría que comprobarlo en los casos específicos, que

estos migrantes buscan una “mejor calidad de vida”

y difícilmente una oportunidad de empleo, lo que se

traduce en

commuting

y mayor distancia al trabajo,

el cual se localiza principalmente en los centros de las

ciudades. Entonces, podemos esperar que en los nue-

vos espacios hay carencias de infraestructura y los nue-

vos pobladores exijan los mismos niveles de servicio

público que en el centro o que en sus localidades más

grandes de origen, presionando sobre la capacidad de

los municipios a donde llegan, y al mismo tiempo ejer-

ciendo una presión inflacionaria en los mercados loca-

les, y elevando el consumo de recursos (agua, energía

y todo tipo de bienes y servicios). Esto es lo mismo que

contaminación atmosférica, no solo en sus viajes al tra-

bajo, sino en su patrón de consumo residencial. Siguen

produciendo valor en el origen, pues ahí conservan su

lugar de trabajo, y ejercen presión (derramas positivas

–gasto en bienes y servicios– y negativas –contamina-

ción, agua–) en el destino, donde establecen su resi-

dencia e imponen un patrón de consumo.

El balance urbano/rural también agrega el es-

trés (véase cuadro 6): 82 por ciento del total de mi-

grantes salió de municipios urbanos (3 184 005) y

de éstos solo 14 por ciento tuvo como destino al-

gún municipio rural. Por su parte, del 18 restante, que

emigró de los municipios rurales (699 890), 83 por

ciento terminó en un destino urbano.

17

El cuadro 7 presenta el grado de presión sobre

el recurso hídrico. A pesar de que el grado de presión

para el país se cataloga como “débil”, siete de las trece

rha registraron en 2013 un grado de presión “fuerte”,

“muy fuerte” y “deficitaria”, como en el caso de la re-

gión xiii Aguas del Valle de México. En ésta el volumen

de agua concesionada supera al de agua renovable,

situación que se mantiene en virtud de la importación

del recurso de otras regiones.

17

Estos datos corresponden a los movimientos de municipios urbanos

(ciudades) y municipios rurales (localidades).