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252

La situación demográfica de México 2015

igual forma, se pretende exponer una serie de indica-

dores cuya atención debería ser prioritaria, ya que la

intervención oportuna en temas relacionados con la

vivienda, el ingreso y el empleo, o bien la población,

la educación y la salud, tendría un impacto positi-

vo en la reducción de estas variables y coadyuvaría a

la generación de estrategias efectivas de adaptación

basadas en la reducción de la vulnerabilidad.

En el tercer apartado se examinan otros indi-

cadores que guardan relación directa con la dinámica

socioeconómica de la población y el medio ambiente,

contrastando el ámbito rural y el urbano:

8

los residuos

sólidos urbanos, la contaminación del aire,

9

y la disponi-

bilidad natural de agua y la presión hídrica. En el cuarto,

se analizan las áreas de oportunidad que han limitado la

continuidad de la política de adaptación en los mvcc. Por

último, se incluyen las consideraciones finales.

Aproximaciones conceptuales

sobre la construcción de la

vulnerabilidad social y su

relación con el cambio climático

La vulnerabilidad, con relación al cambio climático y su

asociación a los desastres puede, en una primera aproxi-

mación, ser definida como la propensión o susceptibilidad

de la sociedad -o un componente de la sociedad, los se-

res humanos y sus soportes productivos, infraestructu-

rales o materiales, en general- de sufrir daños y pérdidas

cuando son impactados por eventos o fenómenos físi-

cos externos, y de encontrar dificultades en recuperarse

posteriormente, de manera autónoma (Lavell, 2004).

El término tuvo su origen en la literatura sobre

seguridad alimentaria y su relación con los peligros

naturales, sin embargo, ha sido aplicado para evaluar

el impacto del cambio climático, por lo que ha surgi-

8

Se clasifican como municipios urbanos aquellos donde la mayor par-

te de la población vive en localidades de 15 mil o más habitantes;

semiurbanos, aquellos municipios que tienen este porcentaje de po-

blación en rangos de localidades entre 2 500 y 14 999 habitantes;

y rurales, donde más del 50 por ciento de las personas reside en

localidades censales menores de 2 500 habitantes.

9

Dióxido de carbono (co2), Metano (ch4), Óxido Nitroso (n2o),

Hidroflorurocarbonos (hfc), Perfluorocarbonos (pfc), Hexafluoruro

de Azufre (sf6).

do una gran variedad de definiciones desde diferentes

enfoques interdisciplinarios (Vincent, 2004). De ma-

nera general, éstos se pueden dividir en tres. El primero

señala que la vulnerabilidad es una condición preexis-

tente, es decir, la fuente del riesgo es biofísico (expo-

sición potencial al riesgo); enfatiza que la población se

distribuye en zonas de peligro (zonas sísmicas, áreas

sujetas a inundación y costeras), y el costo o pérdi-

da se asocia con la ocurrencia de un evento particular

(vidas, propiedades). Algunos elementos de este en-

foque biofísico son la magnitud, duración, impacto y

frecuencia (Timmerman, 1981; Susman

et al.

, 1984;

Bogard, 1989; Liverman, 1990; Cutter, 1993; Dow

y Downing, 1995; etc.).

El segundo se vincula a los procesos histórico,

cultural y económico, que en su conjunto inciden en la

capacidad individual o social para hacer frente a los de-

sastres (Bogard, 1989; Bohle

et al

., 1994; entre otros).

El tercer enfoque es una combinación de elementos

de ambos planteamientos, es decir, la vulnerabilidad se

concibe como el conjunto de componentes biofísicos

y las características de la estructura socioeconómica

(Cutter, 1996). En este sentido, si la vulnerabilidad

a los desastres asociados a fenómenos naturales se da

por los patrones de asentamiento y desarrollo de la po-

blación, entonces el impacto de un evento catastrófico

no es aleatorio, sino que se determina por la interacción

social y de organización de una sociedad, además del

acceso a los recursos (Ruiz y Grimalt, 2012).

El concepto de vs transita entre los límites de di-

ferentes disciplinas, por lo que engloba características

psicológicas, sociales, económicas, territoriales, polí-

ticas y culturales que condicionan el comportamiento

preventivo y la capacidad de respuesta de un grupo so-

cial para atender una emergencia, la rehabilitación y la

recuperación (Kuroiwa, 2002).

10

Por lo tanto, a través

de este concepto se puede predecir y entender la exis-

tencia de impactos diferenciados en los distintos grupos

de una sociedad, dado que son las características inter-

nas de los elementos expuestos a las amenazas las que

hacen propensa a la población a sufrir daños ante un

cataclismo ambiental (Soares y Gutiérrez, 2011).

10

Es decir, las sociedades más desarrolladas tienen mayor capacidad

de responder a los desastres, son más resistentes tanto en la fase de

emergencia como en la de recuperación.