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La situación demográfica de México 2015
ver con el movimiento de una persona o familia entre
dos lugares por un periodo de tiempo (Boyle
et al.
,
1998: 34) y es un proceso que se relaciona con tres
elementos fundamentales:
i
) diferenciales en las opor-
tunidades de los mercados territoriales de trabajo;
ii
)
contrastes en el acceso a satisfactores colectivos en
los territorios; y
iii
) búsqueda de lugares con mayores
condiciones de habitabilidad y desarrollo sostenible
(Sobrino, 2010: 130).
Los factores explicativos de la pobreza en ge-
neral, y de la pobreza urbana en particular, se agrupan
en cinco categorías (Cortés, 2012; Damián, 2012,
Edelman, 2012; Jefferson, 2012):
i
) mercado de tra-
bajo;
ii
) estructura familiar;
iii
) estructura social;
iv
)
estructura territorial; y
v
) política pública. La pobreza
es un proceso conectado con el crecimiento econó-
mico, desarrollo de la sociedad y atributos vinculados
con el territorio, de tal manera que se puede hablar
de pobreza “en” la ciudad, como reflejo de la evolu-
ción estructural de la sociedad, así como de pobreza
“de” la ciudad, producto de las condiciones específicas
de dicha ciudad, tales como, su mercado de trabajo,
estructura productiva, actuación de agentes sociales
y acciones del gobierno local.
Desde el punto de vista microeconómico, la
ciudad es entendida como un conjunto de mercados
interrelacionados e interdependientes (Hirsch, 1973).
Estos mercados son los de trabajo, suelo y vivienda,
transporte y servicios públicos. De todos los mercados
urbanos, el de trabajo es el más importante ya que en
él se establece si una persona accede o no a una ocu-
pación y a qué nivel salarial. En el análisis económico
se ha reconocido la estrecha relación entre pobreza y
mercado de trabajo. Las personas presentan situación
de pobreza de bienestar porque el ingreso que reciben
en el mercado de trabajo es insuficiente para satisfa-
cer sus necesidades básicas. Otros elementos conco-
mitantes al mercado de trabajo que repercuten en los
niveles de pobreza son los ciclos del crecimiento eco-
nómico, tasas de desempleo, tasas de productividad,
educación y habilidades de la población para insertarse
en el trabajo remunerado (Johnson y Mason, 2012).
La evolución del mercado de trabajo se explica por el
crecimiento económico, pero también se debe relacio-
nar con el aumento en los salarios reales, disminución
del desempleo y menor desigualdad en la distribución
del ingreso, para que tenga efecto en la disminución de
la pobreza (Leblanc, 2001).
Las características de la estructura familiar tam-
bién intervienen en el volumen e intensidad de la pobreza.
La transición demográfica es un modelo general elabo-
rado en la demografía y se refiere a la disminución en
las tasas de mortalidad y fecundidad. La segunda tran-
sición demográfica, por su parte, alude al
momentum
demográfico en el cual la tasa de fecundidad se ubi-
ca alrededor o por abajo del reemplazo generacional,
además de corresponder a más variedad de arreglos fa-
miliares, desconexión entre matrimonio y procreación,
mayor participación de la mujer en el mercado de tra-
bajo y población no estacionaria (Lesthaeghe, 2010).
En el contexto de la segunda transición demográfica,
las familias con jefatura femenina son más proclives a
ser pobres, en relación con las familias nucleares, mien-
tras que la probabilidad de que una persona se encuentre
en condición de pobreza se incrementa al aumentar el
tamaño de la familia (Cancian y Reed, 2009).
La relación entre estructura social y pobreza
incluye no solo los conceptos de clase social, diferen-
ciación de grupos sociales, población migrante y des-
igualdad social, sino además los principios de capital
social y exclusión social. El capital social se refiere a
los espacios sociales y económicos en los cuales residen
las personas y que les proveen de ciertas interaccio-
nes, redes y recursos que ayudan para la toma de
decisiones y acceso a bienes y servicios públicos y
privados (Durlauf y Fafchamps, 2005). Por otro lado,
la exclusión social tiene que ver con la exclusión invo-
luntaria de personas y grupos sociales de los procesos
políticos, económicos y societales, los cuales inhiben
su participación en la sociedad en que residen (Atkin-
son y Marlier, 2010). A partir de estos dos conceptos
se concluye que los individuos con menor conexión a
la estructura social tienen mayor probabilidad de ser
marginados de los procesos económicos y sociales.
Además, este aislamiento social es elemento impor-
tante para explicar su situación de pobreza, mientras
que la noción de exclusión social sugiere la existen-
cia de mecanismos e instituciones de la sociedad que
pueden impedir la plena participación de ciertos gru-
pos sociales (Johnson y Mason, 2012).