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Medición y determinantes de la pobreza en las principales ciudades de México

metrópolis millonarias registraron 33 por ciento; una

diferencia de diez puntos porcentuales. Esta relación,

empero, se percibe a partir de un tamaño de población

de 500 mil habitantes. Antes de dicho tamaño pobla-

cional no existe asociación entre tamaño de población

e intensidad de pobreza. Los factores que acompañan

a la disminución de la incidencia de pobreza conforme

se incrementa el tamaño poblacional son la generación

y aprovechamiento de economías de aglomeración en

el mercado de trabajo, con impacto en los indicadores

de bienestar, así como la explotación de economías de

escala en la prestación de servicios públicos, principio

que repercute en los indicadores de carencia social.

Si la relación entre tamaño de población e inten-

sidad de población en situación de pobreza debe ser

matizada, en la que no hay duda es en la asociación

entre posición geográfica del área urbana y porcentaje

de población con pobreza. Más al norte, menor inten-

sidad; más al sur, mayor intensidad. Esto es así debido

a un complejo proceso histórico que ha dado paso al

patrón de distribución de las actividades económicas,

su dinámica de crecimiento, formas de demanda ocu-

pacional, distribución de la población y cambio territo-

rial de la población. Las entidades federativas del norte

del país han sido tradicionalmente áreas con saldo neto

migratorio positivo. Estos migrantes son atraídos por

oportunidades laborales, las cuales se han abierto prin-

cipalmente en la industria manufacturera y en espe-

cial en la maquiladora de exportación. Pero a las áreas

urbanas maquiladoras del norte se unen los nodos tu-

rísticos de playa del Mar Caribe y Océano Pacífico como

zonas atractoras de población. Playa del Carmen, Los

Cabos y Cancún fueron las áreas urbanas de estudio

con mayor ritmo de crecimiento poblacional durante el

periodo 2000-2010.

La pobreza “en”

la ciudad es producto del de-

sarrollo nacional y la organización social de su pobla-

ción. En México, este fenómeno representa entre 20

y 25 por ciento de la población total de la ciudad. La

pobreza “de” la ciudad se atribuye a las característi-

cas específicas de cada área urbana en los rubros de

su mercado urbano de trabajo, estructura familiar,

social y territorial, y programas del Estado en ma-

teria de desarrollo social. Esa pobreza “de” la ciudad

está relacionada principalmente con tres variables:

educación, número promedio de integrantes en la fa-

milia y familias con jefatura femenina. A menor nivel

educativo, mayor tamaño de la familia y mayor presen-

cia de mujeres como jefas de familia, mayor incidencia

de pobreza. Éstos deben ser, entonces, los rubros priori-

tarios de atención para la política social y de mitigación

del fenómeno. Asimismo, una estructura ocupacional

más diversificada y con demanda ocupacional en el

sector manufacturero significa un mercado urbano de

trabajo con mejor desempeño y garante de menor inci-

dencia de población en situación de pobreza. Entonces,

la mitigación de la pobreza no se logra solo a través de

programas y gasto en desarrollo social, sino también

de programas para la promoción de la actividad econó-

mica local, la industria manufacturera es un muy buen

sector para su fomento.

Las proyecciones de población para el ámbito

municipal ratifican el proceso que se ha venido mani-

festando en cuanto a la tendencia a la concentración

de la población en áreas urbanas cada vez de mayor

tamaño en zonas metropolitanas millonarias. Ello no

facilitará los esfuerzos para mitigar la pobreza. Un ele-

mento a tomar en cuenta es que la mayor velocidad

en la disminución de carencias sociales entre 2000 y

2010 ocurrió también en las áreas urbanas con menor

incidencia en dichas carencias en 1990. En otras pala-

bras, a menor incidencia, mayor velocidad. Esta relación

habla de desigualdad. Entonces, para enfrentar a la po-

breza no bastan políticas sectoriales, focalizadas y con

mayor ánimo de gasto por habitante. Lo que se debe

afrontar es la desigualdad social, laboral y territorial.

Las políticas del Estado deben transitar de programas

de desarrollo social a programas hacia la igualdad. El

reto para los próximos años consiste en avanzar hacia

la igualdad. Solo así se enfrentará a la creciente pobre-

za urbana y metropolitana existente en el país.

Bibliografía

Agresti, A. (2002),

Categorical Data Analysis

, John

Wiley & Sons, Nueva Jersey.

Atkinson, A. y E. Marlier (2010), “Indicators of Pover-

ty and Social Exclusion in a Global Context”, en

Journal of Labor Economics

, vol. 29, núm. 1, pp.

69-112.