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La situación demográfica de México 2015
El trabajo constató el largo plazo en que operan
los fenómenos poblacionales, muestra de ello es que
en el periodo, con excepción de las limitaciones físicas,
el resto de indicadores analizados variaron en ampli-
tudes de rango más estrechos y en algunos casos en
concordancia con la redistribución territorial de la po-
blación metropolitana, como es el caso de la proporción
de población con educación post-básica. Aun así, la
zmvm aparece como un mosaico en el que simultánea-
mente se observan distintas etapas de la transición
demográfica, las cuales podrían estar ligadas a las carac-
terísticas sociodemográficas de los grupos poblaciona-
les residentes de la metrópoli.
Pudo identificarse una ligera atracción de
población hacia tres de las cuatro demarcaciones que
conforman el área central de la metrópoli, aunque esto
podría indicar un incipiente proceso de sucesión pobla-
cional en estas zonas; en un contexto más general debe
decirse que, hasta 2010, este proceso fue insuficiente
para cambiar la estructura socio espacial de la metró-
poli, la cual, puede afirmarse, ha sido determinada por
la acción de agentes políticos y económicos mediante la
oferta de vivienda en áreas lejanas, la etapa del curso
de vida de la población y por fenómenos estructurales
relacionados con las condiciones socioeconómicas de
la población que exceden por mucho el periodo analiza-
do; evidencias en esta dirección serían la persistencia y
poca variación de indicadores como la educación post-
básica o la derechohabiencia a servicios de salud.
La disposición en el espacio de los niveles de po-
blación con educación post-básica (más elevados en el
centro y menores en las periferias) que se relacionan
con la capacitación de la población y, a su vez, con la
mayor probabilidad de participar en el mercado laboral
formal, son una evidencia que robustece los resultados
de otros estudios que dan cuenta de la ubicación
periférica de los grupos poblacionales con mayores
desventajas socioeconómicas (Garrocho, 2011, Almejo
y Téllez, 2014); es decir, en la zvmm, fueron éstos y no
las clases medias con altos niveles de escolaridad, los
que en mayor medida fueron expulsados del centro,
proceso que, sin embargo, ha sido parte fundamental
de la diferenciación socioespacial de la metrópoli.
Un dato preocupante es la relocalización en las
periferias de población con cierto grado de escolaridad,
lo cual impactaría en los desplazamientos hacia el tra-
bajo; al respecto, la metrópoli requiere de mecanismos
que permitan a estos sectores poblacionales acceder
a viviendas mejor localizadas respecto del empleo, lo
que ayudaría al rejuvenecimiento de ciertas zonas, la
diversidad y viabilidad de modos de transporte, a reducir
la presión sobre servicios colectivos, tráfico vehicular y
en el bienestar, sin embargo, estas metas no siguen los
mecanismos y hasta se contraponen a la lógica de la
rentabilidad económica.
En este sentido, la información sobre la zmvm
coincide con aquellos estudios que identifican a los
ingresos y la escolaridad como las variables clave para
explicar el cambio demográfico y la división socio-
espacial al interior de las ciudades, por lo que cualquier
intento de transformación de la estructura socio-urbana
debe partir de la mejora en los niveles salariales, el ingreso
y la capacitación de la población. Esto a su vez impactará
en las estrategias para sobrellevar los niveles de depen-
dencia demográfica y teóricamente incidirá en el acceso
a información y educación en población que llevarían a
la planificación y elección del proyecto personal de vida.
Desde la óptica de la deseabilidad por habitar
en zonas particulares, el crecimiento de las zonas
centrales podría asumirse como una expresión de la
efectividad de algunos incentivos y constricciones
económicas y políticas que, por un lado, influyeron en
el incremento de la oferta de vivienda y, por otro, la
promoción, la renovación y el rescate que se hizo de
estos espacios los hizo atractivos para ciertos grupos
poblacionales, sin embargo, el efecto en el control de la
expansión metropolitana en el periodo fue marginal,
en comparación con el dinamismo de los contornos
periféricos; tal situación sería meramente anecdótica
si no ocurriera acompañada de incrementos en la perife-
ria en indicadores como la carencia de derechohabiencia
a servicios de salud, falta de educación post-básica,
mayor presencia de personas con limitaciones físicas
(motoras, auditivas, visuales y de lenguaje), depen-
dencia demográfica infantil y población en hogares
con jefatura femenina. La carencia de servicios de
salud, así como de educación post-básica, se aso-
cia con el desempleo y los ingresos, lo que aunado
a mayor dependencia elevaría la vulnerabilidad de la
población en estos espacios.