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La situación demográfica de México 2015
Burton
et al
., 2006; Füssel, 2007). Ante los fenóme-
nos extremos, las poblaciones enfrentan la disyuntiva
de adaptarse y aumentar su resiliencia
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en su entor-
no original, tradicional, heredado, o bien abandonarlo
por los costos que implicaría responder a aquéllos re-
currentemente. De esta manera, los desplazados por
razones ambientales siempre han existido, sin embar-
go, hoy en día la intensidad y la escala de los fenóme-
nos climáticos marcarán la diferencia.
Una razón por la cual los grupos humanos mi-
gran se debe a que los recursos escasean o bien sufren
un deterioro repetido e irreversible, si bien el migrante
toma su decisión a partir de la consideración de múl-
tiples factores, como indica Adamo (2010: 161). Así,
un menor grado de vulnerabilidad y una mejor respues-
ta adaptativa ante estos escenarios se traduce en una
mejor forma de resolver las tensiones por la asignación
de recursos o en abandonar zonas inhóspitas, expues-
tas al riesgo y a otros factores, y reubicarse.
En ausencia de planificación (movilización efi-
ciente y efectiva de recursos y previsión del futuro), la
respuesta al clima, que involucra la necesidad de migrar,
depende de que se trate de un “evento”, como inunda-
ción o tormenta, la recurrencia del mismo, o un “proce-
so”, como la elevación del nivel del mar, la salinización
de tierras agrícolas, la desertificación o la creciente es-
casez de agua. A esto, agréguense otros factores no
climáticos, como la oferta de empleo (que puede lle-
gar a tener afectaciones por el clima), los políticos, los
demográficos, o la construcción de capital social, que
contribuyen a una mayor o menor vulnerabilidad de la
población y, por ende, a la propensión a migrar.
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De esta manera, el binomio migración-cc trae-
rá cambios, tanto en la geografía humana como en la
geografía física. El análisis de la dinámica de las po-
blaciones ha sido una tarea demográfica, pero la inter-
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Según la Ley General de Cambio Climático, resiliencia es la capacidad
de los sistemas naturales o sociales para recuperarse o soportar los
efectos derivados del cambio climático (dof, 2012).
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Los factores involucrados en la movilidad de la población son múl-
tiples y su consideración muchas veces solo resulta implícita en
las decisiones. Como Bremner y Hunter (
cit.
en Veron y Golaz,
2015: 2) apuntan, se experimenta una “continua presión ambiental
que contribuye a la migración”, que incluye cambios de largo plazo,
como la mencionada degradación del suelo, de mediano plazo como
las ya también mencionadas sequías prolongadas, y eventos violen-
tos repentinos que fuerzan desplazamientos que pueden ser tempo-
rales e involucrar poblaciones enteras.
pretación de los cambios en los patrones espaciales
de la población es esencialmente una preocupación
geográfica (Compton, 1991: 35). Como dice este au-
tor (1991: 36), el análisis geográfico de la población
se ve afectado por la escala pues la estabilidad apa-
rente del nivel macro oculta una sustancial variabili-
dad en la escala micro.
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En resumen, el cc exacerba estos procesos y
afectará de manera directa o indirecta a todos, po-
bres y ricos, aunque en las primeras fases a unos más
que a otros. Los efectos del cc en el ámbito rural y
en el urbano serán diferentes. Sin embargo, la pobla-
ción más desprotegida se enfrenta al riesgo ambiental,
sin suficiente información para percibirlo ni recursos
para encararlo, tanto en términos económicos, como
educativos y migratorios (Izazola, 2000).
De acuerdo con la iom (2014: 38), el cc inci-
dirá en el movimiento de poblaciones al menos de
cuatro maneras:
1.
Mayor frecuencia e intensidad de los eventos
relacionados con el clima, ya sea repentinos o
lentos en su gestación, llevarán a mayores ries-
gos y emergencias humanitarias con aumento
concomitante de movimientos poblacionales;
2.
Consecuencias adversas del calentamiento glo-
bal, la variabilidad climática y otros efectos del
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A la pregunta acerca de cuáles son las principales preocupaciones de
los científicos sobre el impacto del cambio climático (cc) en el mun-
do, dirigida a Michel Jarraud, Secretario General de la World Meteo-
rological Organization (wmo), en una entrevista exclusiva realizada
en París durante una reunión científica (julio 7-10) en la sede de la
unesco, éste contestó que se trata de mucho más que la elevación de
la temperatura. El cc impactará en el ciclo hidrológico -dijo-…más pre-
cipitación donde ya la hay y menos en lugares muy secos. Ampliará el
ciclo y las regiones que sufren ya de estrés hidrológico tendrán más
sequías y olas de calor y, viceversa, habrá más inundaciones donde ya
hay mucha agua. Habrá un impacto en los eventos extremos y las olas
de calor, por un lado, y los ciclones y huracanes, por otro, serán más
frecuentes y más intensos. Éstos establecerán el ritmo del desarro-
llo en poco tiempo. El nivel del mar será una gran preocupación para
aquellos que habitan pequeñas islas en el Océano Índico, en el Pacífico
y el Caribe, así como en planicies costeras. Y en aquellos países con
grandes deltas, como el Nilo en Egipto, y en Bangladesh, la elevación
del nivel del mar aumentará enormemente su vulnerabilidad. En otros
sitios, el riesgo de la desertificación se incrementará, afectando la re-
gión del sub-Sahara y algunas partes de América Latina, Asia Central
y la cuenca del Mediterráneo. Los países se verán perjudicados de
diversas formas. La temperatura es solo parte de la ecuación pues
ésta no se elevará de manera uniforme. El calentamiento será más
prominente en parte de los continentes y de los océanos. Será mayor
a mayores altitudes. Así que el reto es traducir el escenario global a
escalas regional y local. Éste es todavía un reto científico.