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La situación demográfica de México 2015

que se habían quedado en México durante los noventa

o por la formación de nuevos hogares en el país vecino,

generó un proceso de intercambio y de integración a

la sociedad estadounidense de mayor magnitud al ob-

servado en el pasado. Para el tema que nos ocupa, el

retorno de los años recientes, debemos tener presente

que es en una parte de esta población—enmuchos casos

ya establecida, con pocas expectativas de regresar a

México, con una larga estancia en Estados Unidos y

probablemente distanciada de sus comunidades de ori-

gen (en especial en el caso de quienes migraron en edades

tempranas)— entre quienes se da el retorno forzado o

voluntario que hemos advertido en los últimos años.

El patrón migratorio en su conjunto se modifi-

có sustancialmente en la segunda mitad de la década

pasada. Una política migratoria más restrictiva, que se

tradujo en un incremento en las deportaciones forza-

das, un mayor costo asociado a emprender una mi-

gración hacia el norte (Zenteno, 2012) y condiciones

económicas adversas incidieron en la reducción de la

emigración pero también en la transformación del re-

torno. Los flujos de emigración entre México y Estados

Unidos cayeron desde 2006 y aumentó la corriente de

retornados, de manera que en 2010 se hablaba de un

saldo neto migratorio igual a cero (Zenteno, 2012).

El Censo de 2010 mostró un panorama reconfigurado

en materia migratoria: el número de hogares con emi-

gración cayó de 3.95 a 1.94 por ciento y los hogares

con experiencia de retorno ascendieron de 0.87 a 2.19

por ciento (conapo, 2012). Asimismo, se apreciaron

cambios en el perfil socioeconómico y demográfico de

quienes regresaron al país.

El flujo de retorno hoy es heterogéneo y está

comprendido por un grupo de migrantes recientes y

otro con una mayor estancia en nuestro vecino del

norte. Para ambos grupos —los de reciente emigración

y aquellos con una experiencia más larga en Estados

Unidos— es posible cuestionar el supuesto de lineali-

dad entre origen y destino que se veía históricamente.

De hecho, estudios anteriores ya han señalado indicios

del cambio en la geografía del retorno al analizar la

diversificación de los lugares a los cuales vuelven los

migrantes (Masferrer y Roberts, 2012; Terán, 2014).

Masferrer (2012) señala que se ha debilitado la lineali-

dad que lo caracterizaba: para el 2010, el 14 por ciento

de quienes regresaron lo hizo a una entidad distinta de

la que partió, un once por ciento a una vivienda distinta

y el 75 por ciento a la entidad federativa de la que salió.

Asimismo, de acuerdo al tamaño de localidad a la que

van los retornados, encontramos que el 34 por ciento

se dirigió a localidades de menos de 2 500 habitantes,

el 31 a ciudades de más de 100 mil habitantes y el res-

to regresó a localidades mixtas (inegi, 2001 y 2011).

Dada la escasez de información directa sobre

origen y lugar de retorno y sobre las condiciones al re-

gresar al país, una forma de aproximarse a esta cues-

tión es conocer los cambios de la geografía del retorno

y su vinculación con la geografía de la emigración.

7

Con

los datos agregados a nivel municipal, nos interesa ana-

lizar si son los lugares de alta emigración los que más

retorno registran, como una forma indirecta de aproxi-

marnos a la pregunta sobre si los lugares de los que se

van los emigrantes son los mismos a los que regresan.

Cambio y continuidad en la

distribución territorial de

la emigración y el retorno

1995-2010

8

La situación de los hogares con experiencia migrato-

ria durante la década analizada cambió de manera

profunda cuando se considera desde la perspectiva

del municipio.

9

En materia de hogares con retorno,

7

De acuerdo con las estimaciones más recientes basadas en la enadid

2014, el número de emigrantes hacia Estados Unidos entre 2009

y 2014 fue de 662 mil (inegi, 2015), es decir, casi la mitad de los

registrados en el quinquenio previo (Zenteno, 2012). En el contexto

prevaleciente de disminución de la emigración, según las estimaciones

más recientes, una futura línea de investigación sería verificar los

cambios en la distribución espacial de la emigración.

8

Para este estudio se ha hecho uso de la cartografía digital que

proporciona el inegi a nivel municipal para el año 2010 y las mues-

tras censales de los años 2000 y 2010. Se clasifica como retorno a

aquellos hogares censales que para la fecha censal reportaron tener

al menos un integrante que cinco años previos al cuestionario se

encontraba viviendo en otro país y a esa fecha estaba en México.

9

Para 2010, el país contaba con 2 456 municipios, 13 más que en

el año 2000. Para hacer comparativo el fenómeno a esta escala,

se optó porque los municipios de reciente creación asumieran para

el año 2000 los valores que tuvieron los municipios de los cuales se

desprendieron, y para aquellos que se desprendieron de dos munici-

pios se les asignó el promedio de éstos.