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IGUALDADDEGÉNERO
La autonomía de las mujeres (económica, física y en la toma de decisiones) constituye un requisito
indispensable no solo para garantizar el ejercicio pleno de sus derechos, sino también para lograr un
desarrollo sostenible. Si bien la región ha avanzado en la implementación de la Plataforma de Acción de
la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995), los avances por lo general han sido
heterogéneos, dispares y en distintas áreas, y aún persisten desafíos importantes que demandan
inversiones permanentes y políticas de Estado en lo relativo, entre otros temas, a la discriminación de
género en el mercado laboral, la división sexual del trabajo, la violencia contra lasmujeres, su protección
social y su salud sexual y reproductiva.
El capítulo del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo relativo a la igualdad de
género es el que incluye elmayor número demedidas prioritarias (19), lo que refleja la gran preocupación
y el intenso debate que origina este tema en foros especializados a nivel mundial y regional, como las
reuniones de seguimiento de laConferenciaMundial sobre laMujer y de laConferenciaRegional sobre la
Mujer deAméricaLatina y el Caribe.
De una manera general, como se detalla en las matrices que se presentan a continuación, las
medidas prioritarias de este capítulo están claramente contempladas en instrumentos, instancias y
mecanismos especializados ya existentes, como la mencionada Plataforma de Acción de Beijing, el
Consenso de SantoDomingo (2013), el Consenso de Brasilia (2010) y el Consenso de Quito (2007)
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, la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Convención deBelémdoPará). Asimismo, el seguimiento de buena parte de ellas está contemplada en la
propuesta de objetivos de desarrollo sostenible, en particular en el objetivo 5 (lograr la igualdad entre los
géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas), que se orienta, entre otras cosas, a eliminar
todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres (metas 5.1 y 5.2); reconocer el valor
económico y social del trabajo no remunerado y promover la responsabilidad compartida (meta 5.4);
asegurar la participación efectiva y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles de
decisión (meta 5.5); garantizar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos
reproductivos (meta 5.6); promover reformas que otorguen a la mujer el derecho en condiciones de
igualdad a los recursos económicos (meta 5.a), y adoptar y fortalecer políticas firmes y promulgar leyes
rigurosas para promover la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y las niñas a todos los
niveles (meta 5.c). No obstante, el logro de la igualdad de género y de los demás ODS solo será posible
en la medida en que esta perspectiva se incorpore de manera transversal en la agenda para el desarrollo
después de 2015 y en la medida en que algunos objetivos en particular (1, 3, 4, 8, 9, 10, 16 y 17) se
implementen sinérgicamente con el objetivo 5.
Como se especifica en las matrices, existe también una fuerte interrelación entre las diversas
medidas prioritarias de este capítulo y, en algunos casos, con las ubicadas en otros capítulos del Consenso
deMontevideo sobre Población yDesarrollo. Lamedida 47, por ejemplo, tiene una fuerte vinculación con
lamedida 49, ya que contar conmecanismos institucionales fortalecidos es fundamental para la promoción
y el fortalecimiento de presupuestos sensibles al género. A su vez, lamedida 49 conforma, juntamente con
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Estos instrumentos tienen un carácter acumulativo para la región en la medida en que cada nuevo consenso
reconoce el valor político y programático de los anteriores, aprobados en las Conferencias Regionales sobre la
Mujer deAméricaLatina y el Caribe.