EstrategiaNacional
para laPrevencióndel Embarazo
enAdolescentes
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En la práctica, diversas barreras, principalmente médico–institucionales, han reducido el acceso de
las y los adolescentes a losmétodosmás efectivos, especialmentede las personas queno están casadas
o unidas. EnMéxico, lamayoría de las adolescentes que usan unmétodoARAP lo obtuvieron en un
contexto de postparto o postaborto, de modo que se ha considerado principalmente un método de
prevención secundaria, apesar deque laNormaOficialMexicanaNOM-005-SSA2-1993, de los Ser-
vicios dePlanificaciónFamiliar, y las principales asociaciones gineco-obstétricas delmundo, incluyen
losmétodosARAP entre las opciones de primera línea para lasmujeres que esténpor iniciar ohayan
iniciado actividad sexual.
71
,
72
,
73
,
74
Antiguamente los consideraban como una opción poco adecuada
para mujeres adolescentes que no hubieran tenido hijos o no tuvieran una pareja estable, debido a
diversas creencias erróneas incluyendo:
1
) que incrementan el riesgode enfermedadpélvica inflama-
toria infecciosa (EPII),
75
2
) que losmétodos seríanpoco atractivos para las usuarias demenor edad,
76
3
) que tendrían alta discontinuidad en el uso;
4)
que existe unamayor probabilidad de expulsión del
DIUentremujeres quenohan tenidohijos (existendispositivos intrauterinos paranulíparas o las que
nunca se han embarazado o para adolescentes),
77
5)
por la opinión subjetiva de que no se justifica el
usodeunmétodode largoplazocuando sólo se tienen relaciones sexualesocasionales, y
6
)dequeesos
métodos no protegen contra las infecciones de transmisión sexual, lo que se resuelve recomendando
en todos los casos el uso del condón como protección en todas las relaciones sexuales, en presencia o
nodeotrométodoanticonceptivo.Comoconsecuenciade todos estos factores, unagranpartedel per-
sonalmédico continúa sin recomendar estosmétodos a las y los adolescentes, coartando su capacidad
de elegir entre toda la gamademétodos anticonceptivos existente.A estas barrerasmédicas de acceso
hay que agregar el desconocimiento de las y los adolescentes sobre las ventajas de losmétodosARA-
P,
78
,
79
Otra dificultad específica para el acceso yusode losmétodosARAP,
80
cuando seusan servicios
privados, es el desembolso inicial para laadquisicióne insercióndelmétodo, pues requierenunavisita
a laclínicay, enel casodel sistema intrauterinohormonal (SIUH)yel implante transdérmico, el costo
del dispositivo también es elevado.
81
Sin embargo, una evaluaciónobjetivade costo-beneficio conuna
71
Wellisch,LawrenD.y JulieChor.“LARCFirst:What theGeneral PediatricianNeeds toKnowabout IUDs andContraceptive Implants.”
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72
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73
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74
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Journal of
AdolescentHealth
52.4 (2013): S14–S21.
75
Una revisión sistemática que incluyó estudios desde1966hasta2005 concluye que,mientras que el riesgode IPI es ligeramentemayor paramujeres que
tuvieron una ITS en el momento de la inserción que para las que no la tienen, la contraindicación no se justifica, pues el riesgo es bajo en ambos casos
(0–5% con ITS y0–2% sin ITS).Deans, Elizabeth I. yDavidA.Grimes. “Intrauterine devices for adolescents: a systematic review.”
Contraception
79.6
(2009): 418–423.
76
El estudio CHOICE que incluyó a más de 5,000mujeres, encontró que en el grupo de 14–17 años, 69% eligieron unmétodo ARAP, principalmente
implantes hormonales, y 61% en el grupo de 18–20 años, principalmente el DIU o SIUH.Mestad, Renee, et al. “Acceptance of long–acting reversible
contraceptivemethods by adolescent participants in theContraceptiveCHOICEProject.”
Contraception
84.5 (2011): 493–498.
77
El estudio CHOICE (op cit.) determinó que las tasas de continuación fueron de 81% después de un año en adolescentes de 14–19 y no difirieron
significativamentede lasobservadas enmujeresmayoresde25años.Por el contrario, ladescontinuacióndemétodosdecortoplazo fue significativamente
mayorenelgrupodemujeresadolescentesqueeneldemujeresmayores(53%contra44%respectivamente).Igualmente,unarevisiónsistemáticarealizada
en 2014 encontró que la tasa de continuación para DIU entre adolescentes es consistentemente similar omejor que la de las pastillas anticonceptivas
combinadas. Ver: Rosenstock, Jessica R., et al. “Continuation of reversible contraception in teenagers and young women.”
Obstetrics and Gynecology
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78
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